lunes, 21 de junio de 2010

El primo Diego


Hace una semana, mientras estaba en Chile, abrí el fb y me encontré con una noticia que me sorprendió y me dio un golpe bajo: se informaba del fallecimiento del primo, lo que me desconcertó profundamente. Posteriormente mi hermano Horacio me dio detalles sobre los hechos ocurridos.

La noticia me hizo regresar a fines de los 50s o principios de los 60s, época en la que yo estaba en la universidad y el tío Javier viajaba permanentemente a Estados Unidos para tramitar ante los bancos internacionales los préstamos que requería Empresas Públicas de Medellín para financiar su ambicioso plan de expansión para la prestación de los servicios.

Para esa época la ciudad tenía racionamientos permanentes de agua y electricidad y conseguir un teléfono, de esos que ahora llaman fijos, costaba un triunfo; había listas de espera que podían durar varios años. La normalización de la situación se debe en muy buena parte al empeño puesto por el tío, quien además de conseguir los dineros era responsable por dirigir la ejecución de todos esos proyectos que hoy por hoy son la espina dorsal de dichas empresas. Algún día escribiré algo sobre su vida y genialidad.

Los tíos Javier y Ligia tenían una amplia casa en Conquistadores, muy cerca de la universidad, y requerían de alguien que acompañara a Ligia mientras duraban las ausencias del tío. Para mi se convirtió en un honor que me seleccionaran como guardián del orden y persona de respeto, para acompañar a Ligia en el manejo del amoroso grupo de pequeños vándalos que eran sus hijos, entre los que  en esos años uno de los menores, sino el menor, era Diego.

Los días que pasé con Ligia y con ellos hacen parte de los buenos recuerdos de juventud, y probablemente se refieren a la primera oportunidad que tuve en mi vida de asumir el rol de adulto. Hoy los recuerdo con cariño y con estas palabras quiero además recordar la primo que partió temprano en su vida y que ya hoy no está.
Buenos Aires, Junio 21 de 2010

3 comentarios:

  1. He visto la pena de muchos con la ida de Diego... sus colegas y amigos y claro, también su familia... qué lástima no haber tenido la oportunidad de conocerlo...

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  2. Yo dejé de verlo hace muchísimos años, casi que desde la época que refiero en el escrito.

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  3. Es un golpe muy duro, pues hace tan solo unas semanas el respondia las felicitaciones que muchos mandamos por su cumpleaños.
    Es una gran perdida para todos.

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