martes, 29 de junio de 2010

De la prima Lía, desde Cáceres




Querida Clara:

Siento mucho que no hayamos podido hablar más por teléfono; te agradezco la llamada y sí me enteré de que Diego Mesa González había fallecido de un infarto; yo no me recuerdo mucho de él, pero creo que sabía dibujar muy bien; ¿es él? ¿estaba casado? De todas maneras lo siento mucho; ya son varios los primos que se han marchado para el Cielo.

Te agradezco mucho el envío que me hiciste de lo que escribieron algunos con motivo de mi cumpleaños (74).


Según me contó Aníbal, cuando me llamó para felicitarme por mi cumpleaños que iban a hacer los Mesas otra reunión como había hecho otra anteriormente; ojalá que les resulte muy buena y que después nos manden fotos.
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Soy Lía y ahora quiero mandar algo para Mesalandia; es de los hermanos de Papá Rafael y Mamá Tina, que yo creo que únicamente se acuerda de ellos Oscar.

Pero primero quiero decir que Mamá Tina era Salazar, Álvarez, Carrasquilla; ella era de Santo Domingo y parienta de Tomás Carrasquilla, el escritor; de él se habla en la Enciclopedia Espasa.

Papá Rafael Tuvo dos hermanos y tres hermanas; de uno de los hermanos no me acuerdo, pues creo que murió sin que yo tuviera uso de razón; el otro hermano se llamaba Justo y hacia en planchas de madera casitas muy bonitas con gallinas y pollitos para vender en Navidad; él murio de uremia y fue mi mamá quien lo cuidó en el hospital y falleció con ella.

Las hermanas se llamaban Cecilia (le decíamos Chila), Amelia y Candelaria; vivía cerca del Asilo, creo que por Maturín; Yo no sé de qué vivían; a lo mejor Justo les dejó algo, porque la casa estaba muy bien y ellas eran muy queridas; yo iba a visitarlas de vez en cuando; ellas nunca salían, ya estaban muy mayores; cuando Beatriz hizo la Primera Comunión fuimos a verlas y Candelaria le dio un libro de oraciones, muy antiguo, con la pasta de concha nácar.  Cuando yo me iba a entrar de Hermanita fui a despedirme de ellas; a lo mejor Jairo también se acuerda de ellas, pues enseguida de ellas o muy cerca vivía un amigo de él.  Las tres murieron en el Asilo.

Qué curioso, las hermanas de Mamá Tina también eran tres;: Mercedes, Rita y Felisa; Vivían un poco más  arriba de Boston, por la calle Caracas; tenían una casa muy grande, con baño de inmersión, jardín, con limoneros y rosas; eran también muy queridas: Rita tuvo un almacén de ropa , que en mi tiempo lo vendió y a mí me dio alguna prenda unos pantalones que por cierto eran azules.

Mercedes salía mucho e iba bastante a mi casa para hablar por teléfono, pues ellas no tenían; tenía familia Álvarez bastante bien económicamente y hablaba mucho con ellos; siempre llevaba sombrero; hacían caramelos con palito y colaciones ( no sé si saben lo que es ésto: son redondas, de una pasta dulce, no muy grandes y con un pedacito de coco en el medio ) y los vendían; tenían un letrero en una ventana que decía:”Se venden caramelos y colaciones”.  Tampoco sé de qué vivían; Felisa era muy especial; muchas veces Ignacio la invitaba a su finca de Sabaneta y ella nos enseñaba a Luz y a mí cantos,  comedias y bailes; todavía me acuerdo de algunos cantos, que luego representábamos cuando iban los demás tíos y primos.  También murieron en el Asilo.

Hasta aquí mis recuerdos de ellos.

No sé si dije antes que cuando Papá Rafael y Mamá Tina hicieron sus Bodas de Oro matrimoniales, celebraron una Misa en el Asilo y después las Hermanitas nos ofrecieron a todos (que no éramos pocos) un desayuno y recuerdo que la Madre superiora, que era francesa se acercó a nuestra mesa y les dijo a mis papás que si me daban a ellas; no recuerdo lo que ellos contestaron, pues yo estaba todavía estudiando.

Creo que ya no tengo más recuerdos; ya está bien.

Recuerdos, abrazo y besos para todos.

martes, 22 de junio de 2010

Mi personaje inolvidable



En los primeros años de mi vida, la cultura y el conocimiento llegaban a Medellín por tres vías distintas: diariamente a través de “El Colombiano” el periódico tradicional y formador de opinión en Antioquia; semanalmente a través de las predicas de la misa dominical y los domingos a las siete de la noche escuchando la “Hora Católica” programa radial que emitía por una de las emisoras el Padre Fernando Gómez; y mensualmente por la lectura de las Selecciones del Reader’s Digest, camino obligado para entender lo que sucedía en el mundo exterior. Los más aventureros complementaban esta educación con la lectura de los diarios bogotanos: “El Tiempo” y “El Espectador”.

Pues bien, las Selecciones regularmente contenían un artículo titulado como la columna de hoy. Artículo que comentaba como la vida o enseñanzas de una persona determinada había influido en el autor de la nota. Trataré hoy, entonces, de hablar de quién ha sido a través de la vida uno de mis personajes inolvidables.

El 23 de junio de 1935 sucedieron dos hechos trascendentes en Medellín: Llegó al mundo mi personaje y falleció Carlos Gardel en un accidente de aviación. Dicen en Argentina y Uruguay que Gardel falleció en 1935 pero que canta mejor cada día!

La otra persona nació con el derecho de primogenitura de su casa y arribó a éste mundo como el segundo nieto de Don Rafael y de Doña Clementina, después de Rocío y antes de Lía, Luz Belkis y 47 nietos adicionales.

Desde muy pequeño se distinguió por sus habilidades para aprender y enseñar, nunca perdió una materia en sus estudios, terminó bachillerato de 17 años e ingeniería de 22. Por esos años el Ferrocarril de Antioquia concedía una beca de estudios al mejor estudiante del primer año, la que le fue concedida y conservó durante todos los años que estudió ingeniería. Como tenía muchas habilidades para las matemáticas fue referente en esas difíciles lides e intrincados laberintos durante todos esos años para familiares, compañeros y amigos. Una vez graduado fue profesor de cálculo y geometría descriptiva en dos de las universidades de Medellín. En muchas ocasiones he escuchado de sus alumnos comentarios muy elogiosos, en los que alababan sus dotes como profesor y maestro.

Cuando estaba muy pequeño tuvo la novia de su niñez, la que habitaba una casa en la calle Popayán cercana a la de sus padres y abuelos; años después cuando estaba terminando sus estudios de ingeniería se enteró a través de su madre que Luz Elena, su novia, era ahora toda una señorita que vivía en Laureles muy cerca de su casa; alguien les coordinó un encuentro, se enamoraron, y posteriormente contrajeron matrimonio, teniendo dos hijos: Juan Carlos y Sergio.

Por los años en que terminó sus estudios de ingeniería para hacerse a un buen trabajo, no era usual ni necesario adquirir un “máster” o un “doctorado”; rápidamente empezó a trabajar como ingeniero en el área técnica de una de las grandes empresas textiles de Medellín: Fabricato.

Realizó en pocos años una carrera muy sólida, que se vio recompensada con nuevas responsabilidades, ascensos y promociones y el reconocimiento dentro de la empresa como una persona muy competente, honesta y fiable; a mediados de los años 60s pasó por momentos muy difíciles como resultado de maniobras no muy elegantes de por lo menos uno de sus compañeros de trabajo que competía con el para un ascenso.

Un día, creo que a finales de los 60s, se fue a levantar de la cama y no pudo caminar. En pocas horas o días los médicos dictaminaron que tenía un “gillian barré”, indicando a Luz Elena y resto de familia que este ascendería progresivamente por su cuerpo, y que si no paraba antes de llegar a la altura se sus pulmones el fallecimiento sería inminente. Afortunadamente esto no sucedió, pero como consecuencia de su enfermedad perdió la movilidad de sus piernas, viéndose obligado, a partir de ese momento, a desplazarse mediante una silla de ruedas y eventualmente con bastones.

Su carrera profesional tuvo que reorientarse y el tuvo que reinventarse, cambiando las tablas y cálculos matemáticos por la coordinación de la acción social y comunitaria de la empresa para la que trabajaba, llegando a ser el Director Ejecutivo de la Fundación Fabricato para el Desarrollo Social.
Fueron años complejos para el, Luz Elena, Juan y Sergio, teniendo que reacomodar sus vidas para convivir con estas nuevas circunstancias. Pero la discapacidad motriz no lo amilano para tomar un auto o un avión y movilizarse a reuniones o conferencia en otras ciudades o países.

Cuando cumplió la edad de jubilarse se retiró del trabajo e inventó actividades nuevas de consultoría o como mentor empresarial, además de vinculación a la Asociación que núclea a las personas con capacidades diferentes en Antioquia. Su sueño era disfrutar por muchos años de esta nueva vida con Luz Elena, pero a mediados de la década del 90 ella falleció súbitamente, y nuevamente se vio obligado a reinventarse y reinventar su vida. Años después ha formado pareja con María Victoria y vive una vida plena y feliz en su compañía, la de sus hijos nueras y nietos.

De el he aprendido innumerables cosas, pero si alguien me preguntara cual es la más importante, creo que es el haber superado tantos problemas y situaciones sin una protesta y mirando siempre hacia el futuro con optimismo y alegría.

Feliz cumpleaños Oscar, tu septuagésimo quinto, hermano querido y gracias además por todo lo que me has enseñado y guiado en la vida!

Buenos Aires, 23 de junio de 2010.

lunes, 21 de junio de 2010

El primo Diego


Hace una semana, mientras estaba en Chile, abrí el fb y me encontré con una noticia que me sorprendió y me dio un golpe bajo: se informaba del fallecimiento del primo, lo que me desconcertó profundamente. Posteriormente mi hermano Horacio me dio detalles sobre los hechos ocurridos.

La noticia me hizo regresar a fines de los 50s o principios de los 60s, época en la que yo estaba en la universidad y el tío Javier viajaba permanentemente a Estados Unidos para tramitar ante los bancos internacionales los préstamos que requería Empresas Públicas de Medellín para financiar su ambicioso plan de expansión para la prestación de los servicios.

Para esa época la ciudad tenía racionamientos permanentes de agua y electricidad y conseguir un teléfono, de esos que ahora llaman fijos, costaba un triunfo; había listas de espera que podían durar varios años. La normalización de la situación se debe en muy buena parte al empeño puesto por el tío, quien además de conseguir los dineros era responsable por dirigir la ejecución de todos esos proyectos que hoy por hoy son la espina dorsal de dichas empresas. Algún día escribiré algo sobre su vida y genialidad.

Los tíos Javier y Ligia tenían una amplia casa en Conquistadores, muy cerca de la universidad, y requerían de alguien que acompañara a Ligia mientras duraban las ausencias del tío. Para mi se convirtió en un honor que me seleccionaran como guardián del orden y persona de respeto, para acompañar a Ligia en el manejo del amoroso grupo de pequeños vándalos que eran sus hijos, entre los que  en esos años uno de los menores, sino el menor, era Diego.

Los días que pasé con Ligia y con ellos hacen parte de los buenos recuerdos de juventud, y probablemente se refieren a la primera oportunidad que tuve en mi vida de asumir el rol de adulto. Hoy los recuerdo con cariño y con estas palabras quiero además recordar la primo que partió temprano en su vida y que ya hoy no está.
Buenos Aires, Junio 21 de 2010